domingo, 11 de noviembre de 2018

MICROMACHISMOS

     ¡Machista!Me espetó una joven a la que pensé halagaba diciéndole: qué guapa estás. Hoy y aquí le diría, como disculpa, lo que aquél: Por un perro que maté me llamas mataperros?
     Esa palabra me desagrada, de entrada, por su etimología, por su composición linguística: el nombre macho y el sufijo ista. Macho: animal del sexo masculino, dice el Diccionario de la RAE en su primera acepción. Estoy de acuerdo en ser un animal, pero añadiendo racional.Y lo mismo reza para la hembra. Y no digamos del significado del sufijo: "profesión, oficio, hábito u ocupación".
     Y basta ya de inquisiciones si galgos o podencos.
     Yendo al grano. Días pasados asistí en el Centro a una charla sobre MICROMACHISMOS, según rezaba la convocatoria.
     Se debatió sobre los micromachismos en las relaciones de pareja, en el trato general, en el trabajo, en la calle... Todos fueron ejemplos puntuales y singulares. Soy de principios. Y defiendo que todos somos diferentes; hombres y mujeres, los hombres entre nosotros y las mujeres entre ellas. Estas diferencias vienen dadas por cuatro factores: la herencia, el ambiente, el tiempo y el espacio.
     La herencia es la primera, y es irreversible. El ambiente en el que nos desarrollamos, desde el nacimiento hasta la muerte, es el que nos ha formado como somos, influenciados por el tiempo y el espacio.
     Hay que aceptar todas las diferencias. ¿Cómo sería una sociedad, todos iguales como clones?
     Hay que luchar, cómo no, contra las discriminaciones sexuales de todo tipo. Principalmente las de a nivel legal. Otra cosa, pienso, son los comportamientos familiares y/o generales. Éstos son, para mí, fruto de la mala educación. Pero esto ya es otro cantar. Lo dejaremos para otra ocasión.

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REYES MAGOS

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