He aquí un taller práctico y útil como el que más.Un grupo todo hacendoso de hombres se afanan por darle a la plancha. Lo mismo planchan un huevo que fríen una corbata. Su objetivo valerse por sí mismos para plancharse un pantalón, una camisa o cualquier otra prenda.
- ¿Qué os parece este taller?
Ni corto ni perezoso responde uno:
- Muy bien. estupendo. Y Pedro, el instructor, es fenomenal y aún más, buena persona.
- A mí, parece que Dios ha venido a ayudarme. ¡Con la falta que me hacía saber planchar mis ropas!
Casi todos son viudos. Preguntan que pará qué son las fotos. Les aclaro que para ponerlas en el blog del Centro. Al punto me piden la dirección para entrar en él.
- Se la mandaré a mi hija, que está en Suiza. No se lo va a creer. ¡Verme planchando! ¡Cómo se va a legrar!
- Pues, anda que las mías. Una está en Madrid y la otra en Barcelona.
-La mía está aquí, en Zaragoza, y no se lo voy a decir.Ya me trae todas las semanas al nieto, y es capaz de traerme también la ropa para que se la planche.
Se ríe el grupo. Y tercia el que está a mi lado.
-Yo lo que voy a disfrutar enseñándole a mi mujer cómo se planchan las costuras del pantalón.
No quiero interrumpir más la atención de los asistentes, y me marcho dándoles las gracias por su atención.
VER LAS FOTOS
